miércoles, 27 de junio de 2012

PRESENTACIÓN DEL LIBRO


OCHO PIEZAS DE TEATRO BREVE

DE RODOLFO SANTANA




Por Reynaldo Disla.



Buenas noches:

Les presento Ocho piezas de teatro breve, libro de Rodolfo Santana, nuestro amigo aquí presente en el bautizo dominicano de este tomo que compila sus primeras obras de teatro. Cuatrocientas once páginas que contienen una Introducción en la que Rodolfo informa, principalmente, las razones de revisar y rediseñar sus obras, y las piezas La muerte de Alfredo Gris, El Ordenanza, Los Criminales, Algunos en el Islote, Elogio de la Tortura, La Farra, Babel, y Tiránicus.

Estos títulos evocan, en actores y directores, ensayos y presentaciones; piezas llenas de historia, escritas en el transcurso de 10 años, de 1961 a 1971.

Durante el bautizo dominicano de Ocho piezas de teatro breve. 
De izquierda a derecha: María Teresa Abreu, Reynaldo Disla, 
Rodolfo Santana,  Bernarda Jorge, Karina Noble e Iván García Guerra. 

La edición  de este volumen corresponde al Fondo Editorial de la Fundación para la Cultura y las Artes (Fundarte) de la Alcaldía de Caracas, con el apoyo del Gobierno del Distrito Capital. María Teresa Abreu, Gerente de Publicaciones de Fundarte, es la madrina de este bautizo y nos acompaña en esta Sala de la Cultura del Teatro Nacional Eduardo Brito de Santo Domingo, República Dominicana. Ella, además, se encargó del cuidado de la edición de Ocho piezas de teatro breve de Rodolfo Santana.

El autor, a quien se le dedica el VII Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo, viene de la República Bolivariana de Venezuela, con su iniciativa generosa a darnos a conocer esta edición de sus primeras obras. Es un regalo que recibimos con alegría, los teatristas dominicanos. Aquí se ha apreciado su obra desde hace más de treinta años. Recuerdo a Danilo Taveras, actor y director de teatro, que una vez leía Nuestro Padre Drácula, obra de Rodolfo; llevaba el libro debajo del brazo, y no quería soltárselo a nadie: “Es mi autor favorito”, decía, justificando así su negación y evitando el riesgo de prestar el libro y perderlo. Ángel Mejía,  hace  más de 30 años, montó Tiránicus, una de la obras de este libro. Danilo Taveras, Germán Mejías y Basilio Nova, entre otros, han escenificado La empresa perdona un momento de locura. Aquí en Santo Domingo se han montado Nuestro Padre Drácula; El animador, en cuatro versiones de diferentes directores; Baño de damas la dirigió María Castillo en Nuevo Teatro, y, recientemente, Enrique Chao en Bellas Artes. La Muerte de Alfredo Gris fue estrenada en Santiago de los Caballeros por el Teatro Popular del Centro (TPC). Todos, gracias a  los dioses, montajes profesionales unos, y de altísima calidad estética, otros.   

Danilo Taveras,  Rodolfo Santana Salas y Ángelo Valenzuela.

Estas ocho obras mantienen su vigencia, su fuerza e impacto dramático primigenio. Las actualizaciones que en ellas hace Rodolfo, proporcionan refuerzos fundamentales. Esto de hacer pequeñas o grandes transformaciones a sus obras ya publicadas es un derecho del autor.  Una potestad que no obstruye los análisis e interpretaciones que de las reescrituras de estas piezas realicen teatrólogos o críticos de teatro. Sólo añade esfuerzo investigativo para los críticos. ¡Bien merecido lo tienen!  En algún lugar encontrarán editadas las primeras versiones de estas piezas, y juzgarán la pertinencia o no de algunos cambios. Rodolfo no es el primero que hace revisiones a sus obras publicadas. Hay ejemplos como los de Antón Chejov, quien hizo tres versiones de su monólogo “Sobre el daño que causa el tabaco”.  Un ejemplo más cercano es el de don Juan Bosch con los cambios y correcciones que realizó a su novela “La mañosa”, en diferentes ediciones; esfuerzo reformador, corrector y transformador reseñado detalladamente por Guillermo Piña Contreras, en su libro: “Arqueología de un mundo imaginario: La mañosa de Juan Bosch”.

Estas piezas de los años 60s,  hoy tienen igual o mayor impacto ante el público, por su actualización, que a veces consiste en simples retoques a varios diálogos.  La muerte de Alfredo Gris, por ejemplo, tiene pocas modificaciones esenciales. Por la actualización o reescritura en El Ordenanza aparecen o hay referencias a celulares, diarios o periódicos digitales, posibles inventos de ingeniería genética, o temas actuales como la agricultura hidropónica que vienen a cuento y sólo agregan vigencia a los viejos diálogos.  

Rodolfo Santana Salas.

Por estas páginas desfilan: Una cárcel de tonos oscuros, en la que Alfredo Gris duda de su inocencia y hasta justifica su condena a muerte, a la que es sentenciado sin juicio previo para cubrir a los verdaderos culpables.  La pequeña oficina de El Ordenanza, donde dos leguleyos compiten a muerte por un puesto de trabajo, y son sometidos a diferentes pruebas de selección de personal… El habitáculo o habitación especial de dos perversos, dueños de bonos bursátiles, y sus dos degeneradas esposas, que aprovechan la presencia de un ladrón para capturarlo y hacerlo partícipe de sus juegos orgiásticos, en Los Criminales. Un basurero donde vive Nadie, Lola y su compañero el profeta Bumajés al que Dios le entrega nuevos mandamientos manuscritos en una plancha de zinc, en Algunos en el Islote. Una sala de tormentos en la que un verdugo principiante recibe lecciones de un veterano torturador, y en la que los torturados “progresan” de ser martirizados con herramientas primitivas a recibir suplicios con instrumentos  brillantes, modernos y científicos, en Elogio de la tortura. Un sector en construcción de la Torre de Babel en el cual el Jefe de Cuadrilla de Cargadores de Piedra mata en defensa propia al Capataz de albañiles, y no evade el castigo aunque tiene la oportunidad de hacerlo, en Babel. Dos sometidos a la servidumbre, en diversos estadios de desarrollo social, por Tiránicus.  Y así, pasan estos escenarios sorprendentes, estas geografías reales que devienen en un mundo cruelmente poético, una ficción creada desde algún tornillo suelto en la mente de los caracteres o la metarealidad que algún poder invisible les construye.
 

El poder aplasta, destruye y se traga cualquier bondad que se asome.  Un poder que mueve los hilos alrededor y desde lejos.  Dos prisioneros tienen conflictos de espacio, de dominación, ¿quién será el jefe o preboste de la celda, en La muerte de Alfredo Gris?; o dos abogados compiten a muerte por obtener un empleo en El Ordenanza;  pero la solución final, y las contradicciones entre los personajes, no serán resueltas por ellos, sino por un poder invisible, del cual solo hay referencias o indicios; pero manipula las cuerdas del destino de los protagonistas. Ese poder omnímodo, lo encarnan, por ejemplo, el gordo Moncho en La muerte de Alfredo Gris y el doctor Espinoza en El Ordenanza.

Estas primeras obras de Rodolfo Santana reflejan a una sociedad cuyos dirigentes ocultos, o apenas visibles a través de sus maquinaciones, o muy visibles como en Tiránicus, sobreviven, junto a sus víctimas, en una sociedad caníbal, como la de El Ordenanza. En dicha sociedad, un hombre mecanizado, homogenizado y estandarizado, según un diálogo de Aníbal, sería un ente humano que “Formará parte de un rebaño productivo.  ¡Un ejército de técnicos y sirvientes que jamás de los jamases pensarán en reivindicaciones laborales o sindicatos!”.  Estas situaciones y la organización social que expresan pueden referirse a una geografía concreta o simbólica.  


Entre paréntesis: Es frecuente encontrar ideas, argumentos y situaciones originales de Rodolfo Santana, en películas de Hollywood. Este tema merece un estudio. En la mayoría de los casos parece un saqueo descarado de las creaciones del autor venezolano.  Una vez vi una película, cuyo nombre no recuerdo, pero como 20 o 25 años posterior a El Animador, de un televidente desquiciado que secuestraba a un productor de televisión para obligarlo a cambiar el comportamiento de su personaje favorito en una serie. The Game, 1997, protagonizada por Michael Douglas, dirigida por David Fincher y con guión de John Brancato y Michael Ferris; tiene una idea fundamental en su desarrollo argumental semejante al de El Ordenanza, de 1966. Las torturas sexuales de las esposas disfrazadas de momia egipcia y prostituta, ayudadas por sus esposos, contra el ladrón que pretenden incorporar a su orgía delirante sazonada de sadomasoquismo, en Los Criminalesescrita en 1966 y estrenada en 1971;  se emparenta con la famosa escena de violación de Pulp Fiction de Quentin Tarantino y Roger Avary, de 1994. Y otros ejemplos más. Cierro paréntesis.

Rodolfo Santana Salas durante el Taller de Dramaturgia 
impartido en Santo Domingo en octubre de 2001.

Este libro comprueba el talento dramático del aquel joven Rodolfo Santana Salas, que desde la década del sesenta del siglo pasado, colocó su obra, por su extraordinaria calidad y profundidad social y política, en muchos repertorios de grupos teatrales latinoamericanos y del mundo.  Y explica por qué se interesaron varios cineastas en llevar las historias de Rodolfo Santana al cine, como pasó con La empresa perdona un momento de locura, Los Criminales y Baño de Damas.  Desde muy joven, Rodolfo Santana es uno de los nombres clave del teatro venezolano; pertenece a esa pléyade de espléndidos dramaturgos que son: César Rengifo (el primero en escribir una pieza teatral enmarcada en la Revolución dominicana de abril de 1965, titulada Una medalla para las conejitas),  Isaac Chocrón, Román Chalbaud, José Ignacio Cabrujas, Gilberto Pinto; y más recientemente Néstor Caballero, Edilio Peña y Gustavo Ott.

Clausura del Taller de Dramaturgia impartido por Rodolfo Santana Salas 
en octubre de 2001 en Santo Domingo, República Dominicana.

Rodolfo Santana, además de autor galardonado con prestigiosos premios y reconocimientos en Venezuela y Latinoamérica, es apreciado por sus relevantes aportes al desarrollo de la dramaturgia latinoamericana y caribeña a través de sus enseñanzas, talleres superiores de dramaturgia y el ejemplo de su vida consagrada al teatro.  En República Dominicana ha impulsado la creación dramática a través de tres talleres de dramaturgia.  Talleres con resultados notorios en varios autores y autoras, entre ellos Ángelo Valenzuela, ganador del Premio Nacional de Literatura UCE, con su obra La peste de estos días, en 2001; y el Premio Nacional de Literatura Cristóbal de Llerena, con su obra La visita de un intruso, en 2010.  Este ejemplo, sólo para demostrar, que sus enseñanzas dan frutos, como sus libros hacen germinar, en todo el mundo, extraordinarias experiencias para los espectadores.

Rodolfo Santana Salas y Reynaldo Disla, en Guanare, Venezuela.

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Martes, 21 de junio de 2011
Sala de la Cultura del Teatro Nacional Eduardo Brito.



domingo, 3 de junio de 2012

PRESENTACIÓN DEL LIBRO de LUIS FAUSTO DISLA


VIDA Y HEROÍSMO DEL MÁRTIR DOMINICANO RUFINO DE LA CRUZ 50 Años Después


Rufino de la Cruz Disla

Por Reynaldo Disla


Buenas tardes.

Este libro fue escrito con una multitud de voces dolientes que susurraron en las noches narraciones amargas, muy crueles; al niño asombrado que las escuchaba, se les impregnaron como su propia respiración.

Un relato de oprobio, que nunca se olvida. Era sobre un cuádruple asesinato político; y una farsa burda de accidente, el recurso cobarde de un tirano para deshacerse del problema capital que lo desvelaba. El niño, luego joven, después adulto, vivió estas historias alrededor, dondequiera, como atmósfera de sí mismo.  

Estudió Administración, Economía y Contabilidad y se hizo licenciado en Finanzas; se especializó en Contaduría  Pública, Control Interno y  Auditorías de varias clases. Se casó y tuvo hijos; y, mientras tanto, las historias de terror que escuchó y palpó cuando niño se hicieron universales; aparecían en ensayos, biografías, novelas, artículos…; en obras de teatro, en varias películas de ficción y en documentales. Pero uno de los héroes de aquella tragedia que le contaron, en esas narraciones escritas o audiovisuales era despachado en un párrafo o dos escenas; y además, se le trataba como a un actor circunstancial, que por azar del destino halló la muerte junto a las heroínas protagonistas; Rufino no era ni siquiera personaje secundario, sólo un actor de reparto, casi tirando a extra.  El niño, joven, luego adulto, sabía, como muchos y muchas por aquí, que era un tratamiento injusto a un héroe de mayores dimensiones.

Boda de Rufino de la Cruz Disla y Delisa  González Pantaleón. 
Conuco, Salcedo, República Dominicana. 19 de diciembre de 1948.



Y con la paciencia del auditor, emprendió una investigación que duró muchos años; siguiéndole los pasos a Rufino Antonio de la Cruz Disla. Y confirmó y descubrió inquietantes detalles de la vida de Rufino, su carácter, sus acciones sociales y políticas, cómo pensaba, qué rechazaba, qué pretendía en la vida;  pensamientos en armonía con su práctica social; y algo más —que ningún historiador pudo mencionar—: Rufino tenía ideales democráticos.

Y después de recopilar innumerables testimonios, confrontar afirmaciones y negaciones de varias fuentes, desandar los caminos por los que anduvo Rufino y las muchachas; arribó a este libro que desde hoy circula, con nuevos datos y aclaraciones de certidumbres torcidas por la ignorancia o la repetición de clisés establecidos sobre el personaje. Al final, la estatura heroica de Rufino ascendió antes los ojos del investigador: una imagen renovada, de cuerpo entero, en este libro biográfico-testimonial que nutre la historiografía dominicana.

Aquí, en este volumen, descubriremos, además de nuevas fotografías de Rufino y su familia: su afición por la música, su breve entrenamiento militar, su voz de locutor y su carácter franco, amable, caballeroso; su propensión al buen vestir y a los perfumes; los deportes y juegos extremos que practicó; su valoración de la amistad; su actitud antitrujillista (presente en varios testimonios); sus diversos campos de trabajo… y que NO era, definitivamente, un chofer; sino un chofer comprometido, solidario, valiente, de excepcionales condiciones morales; que no manejaba el jeep solamente porque era chofer experimentado; sino porque era Rufino de la Cruz; él único capaz de cumplir aquella misión secreta que Luis Fausto Disla revela en este libro.

Misión secreta que algunos sabían. Como el francomacorisano Ramón Antonio Ferreras, El chino Ferreras (biógrafo de las Mirabal), quien en fecha tan temprana como el 25 de noviembre de 1961 escribió lo siguiente en el periódico 1J4: "Rufino Cruz Disla sigue impertérrito ante las amenazas a las Hermanas Mirabal... Nada ni nadie le hace desviar de la misión que se ha impuesto y, siempre gentil, hace menos amargos los días que les quedaban por vivir a Las Mirabal, con su charla siempre amable y su disposición a servir sin reservas a las mártires de la libertad". 

Delisa González Pantaleón, Rufino de la Cruz Disla y 
la única hija del matrimonio: Miledys de la Cruz González


Esta obra histórica-testimonial, no sólo pertenece a Luis Fausto Disla Cruz, o sea, a Nego; sino también a numerosas voces que él oyó cuando niño y siguió escuchando hasta estos días.   Este libro pertenece a Conuco, San José de Conuco, Ojo de Agua, El Corozal, Tenares, a Salcedo…; en fin, a toda la Provincia Hermanas Mirabal, desde donde se aporta ésta versión cercana y más completa sobre un héroe dominicano, que por sus características y méritos, alcanza relieves universales.  

La lectura de  VIDA Y HEROÍSMO DEL MÁRTIR DOMINICANO RUFINO DE LA CRUZ 50 Años Después, atrapa, mantiene atento; un testimonio que transcurre espontáneo, en clave de oralidad sintetizada; cuadros breves e intensos que crecen hacia un clímax prolongado y tenso: las exequias del mártir.   La narración atrapará hasta a quienes conozcan esta historia; porque serán sorprendidos por novedosas y dramáticas revelaciones testimoniales.

Deseo contarles que yo suponía con Rufino un parentesco lejano; impresionado descubrí (en este libro), que la madre de Rufino era mi tía Doña Martina Disla Tejada, hermana de mi padre, y que Rufino, era mi primo. Pero hay hechos más interesantes, que ése tan personal:  Rufino había acompañado a Minerva en otros viajes a Puerto Plata.  Rufino no fue velado, ni enterrado, junto a las Mirabal. La descripción y el estado en que llegó el cadáver de Rufino a su casa, afirma lo grosero del asesinato: Un descubrimiento del cual se desprenden varias hipótesis de cómo fue la muerte de Rufino y su posible resistencia y lucha antes de que lo mataran. La celebración de los calieses, en pleno duelo de la comunidad; y muchísimos datos relevantes, que sólo un investigador nacido y criado en estas tierras pudo desentrañar con tanta propiedad, vivencia y dramatismo.

Los detalles del velatorio y posterior entierro de Rufino de la Cruz, relatados pormenorizadamente, culminan el drama. Los comportamientos, actitudes, guiños, secretos y ritos ceremoniales, logran evidenciar ante el lector los rasgos esperpénticos de la tiranía.

Se destacan los diálogos auténticos, que el autor transcribe en todo su valor testimonial. De hecho, este libro puede adaptarse con mucha garra dramática a un guión cinematográfico o espectáculo teatral.

El autor destaca los rasgos sobresaliente de Rufino como héroe nacional: su extraordinaria valentía, su firme decisión de acompañar a las Hermanas Mirabal en varios viajes con el riesgo seguro de perder la vida; sus ideales democráticos; su paso de opositor silente a opositor activo y visible a la tiranía;  su relación con el 14 de Junio; su histórico SÍ a Minerva del cuál no se apartó a pesar de la presiones de allegados, entre otras acciones y actitudes notables.  

Dedicatoria de una foto, de puño y letra de Rufino de la Cruz.


El autor, reclama, además, a medio siglo del asesinato de Rufino, que se valore su calidad de héroe en su cabal dimensión: su martirio junto al de las Hermanas Mirabal impulsó un proceso de transformaciones en República Dominicana. 

En fin, que recomiendo la lectura de este libro; jamás porque lo haya escrito mi sobrino, o sea, Nego; sino porque es una biografía-testimonial excelente. Y tampoco lo recomiendo porque trate sobre mi primo Rufino; sino por su dimensión heroica, y porque la vida y carácter de este mártir puede servir de referente a la juventud dominicana.

Luis Fausto Disla, autor del libro, junto a su familia 
durante la puesta en circulación en Conuco

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Conuco, 24 de septiembre de 2011.
Día de Nuestra Señora de las Mercedes.