sábado, 22 de diciembre de 2012

REVISTA OLLANTAY


ENTREVISTA A REYNALDO DISLA / REPÚBLICA DOMINICANA

Pedro Monge Rafuls
OLLANTAY Center for the Arts
E-mail: OLLANTAYpm@aol.com


1.    ¿Cómo fue su acercamiento al teatro?

Me acerqué al teatro a través de las caricaturas, pudo ser; mi hermano y yo, niños de nueve y seis años poniendo a actuar nuestras sombras en la pared, proyectadas por la luz de una lámpara jumiadora; reprodujimos un chiste ilustrado de la revista Cachafú con dos personajes, uno le dice al otro: “No es que la piña esté agria, es que no hay piña.”  Las sombras tomaban actitudes, y nosotros éramos actores y espectadores de esas siluetas en la pared. Aparte de ese juego, recuerdo también que construí una cajita en forma de pantalla donde proyectaba sombras con la luz de una vela, como espectadores: niños vecinos de Monte Plata, Villa Tapia. 

Ramón Osiris Durán y los actuales dramaturgos
 dominicanos Reynaldo y Frank Disla
Villa Tapìa, Salcedo, 1963.

Había en mí una aspiración de dibujar, mis butacas de la escuela las llenaba de dibujos; un deseo de representar diálogos, de hacer chistes; de niño mis programas radiales preferidos (no teníamos televisor, ni luz eléctrica) eran La Tremenda Corte, y los que ponían grabaciones de Tintán y Marcelo, Manolín y Shilinsky, Juan Verdaguer, Pototo y Filomeno, y Paco Escribano; me encantaban los chistes de Montecristo (colombiano), oía al Doctor Pailita y a Yoyito Cabrera, cómicos dominicanos de la radio. También escuchaba las radionovelas cubanas protagonizadas, casi siempre, por Alberto González Rubio y Minín Bujones y escritas por Olga Ruiz López. Recuerdo una radionovela sobre Julio César, Marco Antonio y Cleopatra, Paul Díaz hacía el papel de Julio César.  De seguro, oír todos los días esos diálogos dramáticos influenció mi acercamiento a la actuación y a la dramaturgia, era adicto a esos programas. En las tardes, pastoreaba una vaca, leía historietas y oía una radio portátil. Eso me pasó entre los 7 y 11 años de edad. En Salcedo, cuando hacía el bachillerato, con Juan Antonio Cruz Triffolio (Pepe) comenzamos el grupo de teatro María Eusebia Tapia, hacíamos chistes dramatizados, y en el Centro Juvenil Católico de Salcedo, orientados por el padre Félix Azcárate montamos y representamos sociodramas en varias comunidades rurales, había una charla y una representación teatral, los temas: el alcoholismo, la paternidad responsable, y otros.

Pepe Triffolio, conductor  del coche real. Reynaldo Disla, como rey,
detrás los esclavos. La princesa no ha sido identificada. Salcedo, República Dominicana, 1972.  
2.    ¿Cuál ha sido su trayectoria como dramaturgo? ¿Cómo ha evolucionado su teatro?

Mi trayectoria cambia cuando participo en un taller de teatro con Rómulo Rivas, actor y dramaturgo venezolano y su compañera de entonces Mercedes Díaz, chilena. Estudio Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y  paso mucho tiempo en la Biblioteca de la UASD leyendo la Colección Austral de Espasa-Calpe. En 1976 estoy haciendo esto y pertenezco al Círculo de Escritores Jóvenes Jacques Viau Renaud y luego al Taller César Vallejo. 
El actor y director venezolano Rómulo Rivas,
 maestro de Reynaldo DislaRivas aparece aquí
 interpretando al personaje Ismael Peraza, de la pieza
"El hombre de la rata", de Gilberto Pinto. 
Santo Domingo, 1975.
Participo en concursos literarios con piezas de teatro muy experimentales, de complejidad formal, gané dos veces el premio Royal Bank para escritores jóvenes en 1978 y en 1979.  Estaba en la clase de Estética I, con mi profesor Pedro Mir, y él empezó a hablar de una obra de teatro muy especial, compleja e imaginativa, le inquietaba cómo podrían representarse algunas de las escenas, y cómo la estructura había sorprendido a los jurados que la premiaron; yo estaba con el corazón que se me salía por la boca porque lo que él informaba se parecía a la obra que yo había mandado al concurso Royal Bank; y de pronto don Pedro dijo el título: “Capítulo 72”.  Ahí de verdad que me sonaba el corazón y me puse de pie: “Profesor, esa obra es mía”. Don Pedro hizo una especie de celebración, me llevó a su siguiente clase y me presentó a sus alumnos como dramaturgo, él estaba muy regocijado de que fuera un alumno suyo el ganador. Ese episodio, más que el premio, me confirmó que era un dramaturgo.

Don Pedro Mir y Reynaldo Disla. Santo Domingo, 1979.
De verdad no sé si mi teatro ha evolucionado, y si lo ha hecho, ¿hacia dónde? Empecé queriendo burlarme y rehacer del teatro que veía, estaba influenciado por mi formación como dibujante (estudié dibujo un año, por correspondencia), por la caricatura, y mezclaba enfoques que me gustaban: veía una escena como una tira cómica, narrada como una pelea de boxeo, pero que sucedía en una gallera con personajes históricos y un coro (con aura griega) que intervenía en la acción, con toques absurdos como el de niños que hablaban como intelectuales, parlamentos que sucedían durante una escena amorosa pero lo que se veía era un fusilamiento; cosas así, como un cura con cara de payaso cuyo parlamento le era apuntado por un personaje de un entremés de Cervantes; así eran mis primeras obras y luego fueron más apegadas a la realidad, así que no sé si evolucionaron o regresaron en el tiempo. De todas maneras, hay que estar atento, cuando algún lector dice que Bolo Francisco es una obra costumbrista, sé que sólo empezó a leerla, sólo observó una nariz figurativa en un cuadro de Miró.



Anny Olivero y Reynaldo Disla en
 "Dos pasos de paz, dos pasos de guerra". 
 Santo Domingo, 1980. 

3.    ¿Cuáles han sido sus logros como dramaturgo/teatrista?

No tengo ningún logro que, actualmente, pueda percibirse. Tendría alguien que ocuparse de averiguarlo. Y no se confunda con modestia, que ya la perdí hace días. En mi país nadie se dedica, por ahora, a valorar la dramaturgia nacional. Aparecen opiniones superficiales por ahí, pero un estudio a profundidad, no lo hay. Algunos hablan de tu obra, y sólo han leído o visto una o dos piezas tuyas.  Sí puedo decirte que me ocupé de la oralidad dominicana, de darle un carácter serio, dramático, a los personajes populares y de explorar la participación espontánea del público integrándolo a la acción y al argumento. Me ocupé de que el público interviniera con su olfato, ojos y oídos, también el tacto y el gusto; en algunos de mis montajes se comía o se bebía, se tocaban a los personajes y los espectadores actuaban. Hay un director, entre los mejores de Latinoamérica, Manuel Chapuseaux, quien montaba de manera magistral este tipo de obras mías, algunas callejeras, y que además me encargaban, él y su compañera Nives Santana, este tipo de teatro para ser gozado como experiencia vital.

Reynaldo Disla, Rafael Robles, Manuel Chapuseaux y
Jaime Casimiro en "La hierba y la verdolaga". Santo Domingo, 1984.
4.    ¿Cómo ha evolucionado el teatro de su país, desde el momento en que usted comenzó a participar en él hasta hoy?

Quisiera haber causado una revolución total, crear un antes y un después, si describiera eso estaría imaginando quimeras. El caso es que pude evolucionar hacia algún lado yo mismo y hacer lo que pude en un ambiente árido hasta para el teatro comercial. De eso están bien enteradas como cinco personas, aunque a veces puedan dudarlo, y si están enteradas es porque lo vivieron, trabajaron conmigo en algunas obras o le asignaron la tarea de leer mi teatro en la Biblioteca Franklin Domínguez de la Escuela Nacional de Teatro, donde prestan parte de mis obras publicadas.  Desde que comencé en serio con el teatro, había estas tendencias: un teatro convencional con aires españoles que montaba obras que fueron éxito en Europa o EE.UU., un teatro popular que montaba clásicos y los asociaba con nuestra realidad, y un teatro extraordinariamente corporal y de búsquedas sociales y estéticas como los de Haffe Serulle, Rubén Echavarría, Jaime Lucero y Manuel Chapuseaux. Esas tendencias se mantienen hasta hoy con sus evoluciones crecientes, en espiral, junto a dramaturgias de directores y actores arriesgados buscando y hallando lenguajes ligados a la danza, a la expresión corporal, a la acrobacia, y a gestualidades rituales folclóricas; y por otra parte escenificaciones de los grandes musicales de Broadway, la mayoría con éxito comercial, aunque duran pocos días en la cartelera dominicana.

Dramaturgos latinoamericanos en Guanare, Estado de Portuguesa, 
Venezuela, 2001. De izquierda a derecha:
Guillermo Olarte, Reynaldo DislaPedro Monge Rafuls
Hugo Salcedo y Rodolfo Santana Salas
5.    ¿Cómo evalúa la relación del público y el teatro que se le ofrece?

El público, en general, acepta historias bien contadas. Hay un público élite, muy conocedor del teatro, que aspira a novedades formales, al deslumbramiento y la catarsis. En República Dominicana ya hay un público que asiste al teatro, que compra las taquillas, que acude masivamente a los festivales internacionales de teatro. Pero no hay una tradición teatral consolidada; por tanto, sólo un porcentaje muy ínfimo de la población siente la necesidad vital de ir al teatro.
La Empresa Humana presenta "Dos pasos de paz, dos pasos de guerra",
de Reynaldo Disla. Director: Ezequiel Molina. Buenos Aires, 2008. 
Intérpretes: Ercilia AgostinelliDaniel Abecasis y Ezequiel Molina.

6.    ¿Qué opina del teatro universal que se produce en la actualidad? (Reflexión sobre los cambios, tendencias, autores y cualquier otro análisis que haya observado sobre el comportamiento y rumbo del teatro en nuestros días.)

El teatro actual es la síntesis de toda la historia del teatro universal. Hay múltiples tendencias que beben en innumerables aguas pretéritas, confluencias de géneros, uso de tecnologías, mezcla del teatro con otras ciencias y artes, deportes, ambientes naturales, juegos, circo, danzas y tradiciones populares. Conviven el gran espectáculo (como los musicales), con funciones de cámara: intimistas, psicológicas, vivenciales, profundas. El teatro de calle alcanza niveles gigantescos, tan impresionantes como un incendio forestal. Hay de todo. Yo sigo, con mucha atención, a varios dramaturgos y directores, latinoamericanos sobretodo, que andan con sus pasos adelante.  

En la primera fotografía Reynaldo Disla junto al maestro 
Enrique Buenaventura, Maracaibo, 1995. 
En la segunda foto de izquierda a derecha Omar Grasso,
Osvaldo Dragún y Reynaldo Disla, La Habana, 1985.
 En la tercera imagen, siempre de izquierda a derecha, en la primera fila:
Reynaldo Disla, Roberto Cossa, Fermín Cabal y Juan Margallo
en la segunda fila: José Luis Ramos Escobar y Edgar Quiles, Bogotá, 1988. 
Finalmente, Reynaldo Disla y Carlos José Reyes, La Habana, 1987.

Después de la pasada camada de dramaturgos latinoamericanos como Buenaventura, Piñera, Boal, Carballido, Chocrón, Dragún y Cabrujas, ya fallecidos; permanecen creadores que me impactan con sus hallazgos dramáticos, como Eduardo Pavlovsky, Abelardo Estorino, Eugenio Hernández Espinosa, Griselda Gambaro, Roldolfo Santana, Roberto Cossa, Albert Boadella, Edilio Peña, Arístides Vargas, Pedro Monge Rafuls, Roberto Ramos-Perea, Hugo Salcedo, Gustavo Ott, Rafael Spregelburd, Frank Disla, Federico León, Aravind Enrique Adyanthaya, entre otros; me han impresionado trabajos de directores como Cacá Rosset, Salvador Távora (de la Cuadra de Sevilla), Miguel Rubio (Teatro Yuyachkani), Carlos Giménez, Jesusa Rodríguez, Juan Carlos Gené, Santiago García (del Teatro La Candelaria), Cristóbal Peláez (de Matacandelas), Rosa Luisa Márquez, Santiago Sánchez, Haffe Serulle y Manuel Chapuseaux. Faltan nombres, cuyas creaciones sigo con interés, y que ahora se me escapan de la memoria.  

Reynaldo Disla leyendo un libro de Griselda Gambaro, Buenos Aires, 2000.

7.    ¿Alguna otra observación para los lectores de OLLANTAY Theater Magazine?

Si han leído todo esto hasta aquí, no tengo ninguna observación; ya se han portado demasiado bien.

Reynaldo Disla, Roberto Ramos-Perea, Guillermo Olarte
Rodolfo Santana SalasGuanare, Estado de Portuguesa, Venezuela, 2001.

Teatro de Reynaldo Disla
Obras y fechas de escritura. (No se incluyen las piezas para títeres):

Gioconda impoluta (1993-2011)
Tureiro (2010)
Mataron al chivo (2003, coautoría Juan María Almonte)
Las dos Teresas (2003)
Pedro (2002)
Duarte vivo (1998)
Las flores de noviembre (1998)
El afanoso escribano Baltasar López de Castro (1994, versión ampliada de Las  
          despoblaciones)
María Moñitos en los mundos fantásticos (1994)
Historias de machos (1995)
Cuentos de mi carreta (1993)
Un amor imposible (1991)
Función de hastío (1992)
La cocina (1988, versión de la obra de Arnold Wesker)
La muerte aplaudida (1988)
La cárcel encantada (1987)
Detrás de la puerta (1987)
Yo vendí a crédito, yo vendí al contado (1987)
El diablo anda suelto (1987)
El encamado (1987)
Un drama psicológico norteamericano (1986)
Un comercial para Máximo Gómez (1985)
Actores X directores (1984)
La señorita de la guitarra (1984)
Callejón tres, casa cinco (1983)
Bolo Francisco (1982)
Invasión y saqueo del corsario Francis Drake a la ciudad de Santo Domingo (1981)
Desde el público (1980)
Caballo (1980)
Las despoblaciones (1980)
Dos pasos de paz, dos pasos de guerra —R.U.D.I— (1979)
Las cajas (1979)
Capítulo 72 (1977)
Doce de octubre y después (1977)
Retablo vivo del 12 de octubre (1977)
Esperando, esperando al cobrador, esperando… (1976)
Muerte bajo la lluvia (1976)
¿Me permite pasar? (1975)
La enseñanza obligada o la imposibilidad de aprender (1974)
Ante un aro y tres caminos (1974)

Reynaldo Disla. Foto: Mariano Hernández, 1999.

REYNALDO DISLA. Escritor y teatrista. Nace en Cotuí, República Dominicana, el 19 de noviembre de 1956. Vive su niñez y adolescencia en Villa Tapia y Salcedo.  Al concluir su educación secundaria se muda a Santo Domingo y realiza estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Premio Casa de las Américas (1985) por su obra teatral Bolo Francisco.  Ha obtenido dos veces el Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena por sus libros Cuatro piezas de un acto (1986) y El afanoso escribano Baltasar López de Castro (1999).  En 2001 ganó el Premio de Cuento UCE, con HistorietasLa muerte aplaudida fue galardonada con el Primer Premio del Concurso Dominicano de Teatro (Casa de Teatro, 1989).
Ha transitado la dramaturgia para títeres y el teatro infantil y juvenil. Su cuento Los volcanes de Manflota fue publicado por Alfaguara Infantil en 2006.
Es guionista de cine y profesor de Dramaturgia en la Escuela Nacional de Arte Dramático. Dirigió el Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo (2006-2008).
Elegido Maestro del XXVI Taller Intensivo de Dramaturgia del Centro para las Artes OLLANTAY, con sede en Nueva York. Ha impartido cursos y Talleres de Dramaturgia en Cuba, Venezuela, Nueva York y República Dominicana.



"Un comercial para Máximo Gómez", de Reynaldo Disla.
Sobre una idea original del Teatro Gayumba

Actuaciones de Manuel Chapuseaux,
Nives Santana y Fernando Castillo

Dirección de Manuel Chapuseaux
San Pedro de Macorís, 1986.

SU TEATRO
El teatro de Reynaldo Disla, rico en recursos y técnicas dramáticos, es capaz de generar imágenes de fuerte impacto teatral. Por la audacia de sus planteamientos, la concisión del lenguaje y las dimensiones de sus temáticas, transita un camino que revela cabalmente la autonomía y originalidad del teatro latinoamericano. Sus personajes, que caminan de la angustia al sarcasmo, definen dramáticamente situaciones de opresión donde la ironía y el humor se manifiestan en relaciones sorprendentes.  Un teatro que alcanza todos los sentidos del espectador, que siempre incluye el olfato, el tacto y el gusto. 


La Empresa Humana presenta 
"Dos pasos de paz, dos pasos de guerra", 
de Reynaldo Disla.
 Director: Ezequiel Molina
Buenos Aires, 2008. 
Intérpretes: 
Ercilia Agostinelli
Daniel Abecasis y Ezequiel Molina







jueves, 20 de diciembre de 2012

SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO / A Midsummer Night's Dream




Review/Theater; Shakespeare, Surreal and in Spanish

By RICHARD F. SHEPARD


Published: August 16, 1989


When it is set in a Caribbean city William Shakespeare may never have heard of, in a future not even this age has reached and in a language that is not English, ''A Midsummer Night's Dream'' runs considerable risk of turning into a nightmare. Well, the National Theater of the Dominican Republic has done all this with the Bard's comedy and, far from rudely awakening, the company has created an adaptation that sails amusingly along in its own Spanish dreamboat.


This ''Midsummer Night's Dream'' (''Sueno de una Noche de Verano'') has a surrealistic quality about it, something that carries the imagination a level or two beyond the simplicity of the original, which has all the elements of straightaway street comedy that is elevated by a magnificence of language.

In his Spanish adaptation for the Festival Latino at the Public Theater, Manuel Rueda has kept the main body of the play, and even the lines generally seem to be literal translations of the Shakespearean words. But he has tacked on a prologue, eliminated the delightful final performance of ''Pyramus and Thisby'' and tinkered mildly with the ending.

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The changes involve the setting, a Santo Domingo of the future, with a spiritless population living in a graveyard of rusting automobiles. A boy is washed ashore from the sea, clutching papers that a leading citizen reads - and repeats and repeats - in English as ''A Midsummer Night's Dream.''

The play takes off immediately, with the people of this dead city changing character and costume but not the setting to indulge in this optimistic adventure that may set a new note for the despairing. As a device, this approach may be more meaningful to an audience not brought up on Shakespeare than it may be to one reared in the tradition. But this presentation has its dramatic rewards for almost any theatergoer.



For one thing, there is the wondrous set that is the handiwork of Soucy de Pellerano, a well-established Dominican artist. She has fashioned a three-level setting for the dexterous performers. It is ingenious scenery, a seemingly random pile of automotive junk that quite cunningly is a warren of stage entrances and exits.
Ramon Pareja, the director, has carried through the surreal concept of the story of misdirected spells and intentions good and evil. His interpretation involves loud noises punctuating the prose, a good deal of tumbling and a rather dreamy musical score by Dante Cucurullo that emphasizes the unreality of what is going on. It establishes, within the 90 minutes of the show, which is done in one act, the essential quality of fun that Shakespeare achieved.
Reynaldo Disla, as Puck, is a nimble chap, with rough beard, motorcycle helmet, glasses and a devilish sense of humor as he sows confusion. Angel Mejia, as Bottom (Lanzadera), one of the workers rehearsing a play for the king, catches the comic naivete of a fellow who is given an ass's head to wear by Puck and who attracts the attentions of the passionate fairy queen, Titania.

Pepito Guerra gives his Theseus the dignity and forcefulness worthy of a kind and just king who is about to be married and who finds himself having to make a severe decision. As Oberon, the king of the fairies, Juan Maria Almonte is wise and, at the same time, a wiseacre.

For an Anglophone who checked the goings-on by listening to the English translation on headphones, there was a loss of effect in the delivery of the lines, as though one were hearing a familiar friend over a static-studded long-distance line. That is perhaps inevitable, as any Spanish speaker might say to one who is trying to fully savor Don Quixote in English. A visitor to the visiting company's production should find that what may be missed by the ear is compensated for by what meets the eye. Another Time, Another Dream SUENO DE UNA NOCHE DE VERANO (A MIDSUMMER NIGHT'S DREAM), by William Shakespeare, directed by Ramon Pareja; adapted by Manuel Rueda; translated by Melia Bensussen; music by Dante Cucurullo; setting by Soucy De Pellerano; costumes by Ramon Pareja. Presented by Theater of Fine Arts of the Dominican Republic and New York Shakespeare Festival, Joseph Papp, president. At the Public/Newman, 425 Lafayette Street. LunaMatilde... Capitan Teseo...Pepito Guerra Hipolita...Monina Sola Egeo...Miguel Angel Martinez Hermia... Oleka Fernandez Demetrio... Osvaldo Anez Lisandro... Kenny Grullon Elena ...Elvira Taveras Cartabon... Rosemary Echevarria Lanzadera...Angel Mejia Flauta...Micky Montilla Barbiqui...Victor Lopez Hada...Lourdes Ozuna Puck...Reynaldo Disla Oberon...Juan Maria Almonte Titania...Miriam Bello WITH: Garibaldi Reyes, Francisco Manzueta, Genaro Ozuna, Jackson Delgado, Jenny De La Rosa, Thana Olmos, Lina Lorenzo, Jorge Bello-Joa, Ricardo Bella-Joa.