lunes, 21 de julio de 2014

PRESENTACIÓN DEL LIBRO: “ASCENSO Y CAÍDA DE ANDRESITO REYNA”, DE FRANK DISLA



Por Reynaldo Disla

       Frank Disla es mi hermano, de padre y madre. Al examinar sus textos dramáticos, apartaré el parentesco y los afectos, procurando la objetividad en esta misión que me ha encargado de presentar la primera edición de ESTA OBRA compuesta de dos actos, un intermedio y un réquiem; basada en un tema de Luis Días, y titulada: “Ascenso y caída de Andresito Reyna”. Es la pieza dramática ganadora del Premio Letras de Ultramar 2013, en el género teatro. 

      El 20 de febrero de 2014 el DiarioDigitalRD reseñó el siguiente veredicto:

El jurado escogió la obra de Disla: Ascenso y caída de Andresito Reyna, por constituir una pieza de reconstrucción de la identidad dominicana entre lo vernáculo y la diáspora, por su valiosa contribución a la recuperación de la oralidad y el folklore y al rescate de la memoria de nuestro pueblo, y, entre otras cosas, por la intencionalidad del discurso y su riqueza en elementos simbólicos y mitológicos de gran teatralidad. (1)
       
      El veredicto acierta al señalar rasgos de esta pieza, en la que aparecen, junto a personajes dominicanos, el chileno Humberto Jara, Sebastián Nieto —un porteño conocido como El Argentino—, el hondureño apodado Nice Country y un séquito de alemanes. Como en piezas anteriores de Frank Disla el habla de los emigrantes latinoamericanos fluye natural y poética, en una oralidad que el dramaturgo domina tan bien como el español de Andresito Reyna, caracterizado por la mezcla simultánea del castellano con el cibaeño de i cepillá.

Reynaldo Disla, durante la presentación de
"Ascenso y caída de Andresito Reyna",
de Frank Disla.  XVII Feria Internacional del Libro
Santo Domingo 2014. 
   El veredicto también apunta una cualidad esencial del texto dramático que hoy empieza a circular: la “contribución… al rescate de la memoria de nuestro pueblo”.  Esta pieza es, básicamente, de la memoria, acopio de los recuerdos de tres entes dramáticos, que son uno como la divina trinidad: el narrador, Luis Días y el autor.  La pieza tiene ese tiempo, atmósfera y espacio y aquel aire poético del recuerdo: los episodios saltan, muy bien entrelazados, del futuro al presente y al pasado, o desde el pasado a algún o ningún presente, o al futuro que ya es pasado, contado por supuesto en el presente escénico.  Es decir, tiempos mezclándose como cartas al barajarse, pero fáciles de comprender.  

    De algún colmado, tomando cervezas, se concretiza la personalidad del narrador transformándose en Luis Días, que botella en mano sale de cualquier rincón del Intermedio, donde el “alcohol hace estragos” y se manifiesta así, como sucedió en una entrevista real:  

Luis Días, obra de Mercader.

“Vamos a dejarnos de pendejá.  Después que estos hijos de la gran puta te enseñan a hacer los cañaverales, a  sembrar la caña, a destilar romo en los patios, a beber romo en los colmados, que lo que tú ves es romo, mira como son los colmados, romo, romo y romo.  Entonces, después si a las doce de la noche te ven con una botella de romo que tú compraste, entonces tú eres un delincuente, porque se cogen la ley para ellos, como que son los dioses y no es así, no debe ser así.  Es verdad que debe haber un freno en el expendio de alcohol, bueno pues hagan ‘liquor store’ y quiten toda esa vaina de ahí y pongan comida.  Entonces después que enseñan a uno a beber, a ser alcohólico todo el tiempo, entonces tú eres como el Americano, tú ta preso, un delincuente.  Tú compras una botella de ron en los Estados Unidos, ahí, y tú sales con ella, ya tú ta preso, pero entonces por qué me la venden, cómo e la vaina, entonces el preso soy yo que la compro y no el que lo vende, pero qué vaina. Entonces debían coger a Brugal y cerrarlo, coger la Presidente y cerrarla, entonces se acabó la vaina del uso del alcohol, como dice el Cardenal.  Cierra esa vaina y entonces vende jugos.  Pero si tú nos enseñas a beber, a ser alcohólico, a andar con una botella en el vehículo todo el tiempo, de cerveza...  (De pie.)  Mira el calorazo. (Muestra su brazo transpirando sudor.)  Mira cómo es, mira... estamos en otoño, mira cómo es este maldito país, ves el calor... mira, es sudando la gota gorda en otoño... nosotros es obligao que tenemos que estar con una maldita cerveza... Mira no hay luz a esta hora, ¿qué va uno a hacer? No se puede entrar a la casa, tú no puedes, por el caloraso que hace... ¿entonces qué tú haces?  Beberte una cerveza, una fría en un colmado.  Entonces eso es malo, dice el otro. No, así no. Tienen a uno como en toque de queda, como cuando Trujillo”.

      Esta pieza, dedicada a Rafael Villalona “por su constante búsqueda del Héroe Nacional”, es, definitivamente, un homenaje a Luis Días (como personalidad, músico e investigador; como intelectual y personaje que lucha conscientemente para vencer obstáculos, era y es, por tanto, un héroe dramático, tan a la vista que parece invisible —como tanto héroes nacionales— y por eso algunos textos despistados no lo encuentran, aunque lo busquen constantemente), y también esta pieza es la recreación del héroe escénico Andresito Reyna, siguiendo el hilo de la canción de Terror Días, en el ambiente de peleas de gallos, peripecias en Nueva York, bonanza económica y la realización del sueño de construir una mansión en La Gina, Villa Tapia, y compartirla con Doralis, el amor de Andresito. 

 Luis Días.                                   Frank Disla.                                José Duluc.
    La colaboración originaria de Luis Días y Frank Disla aconteció en los días de la puesta en escena de “Ramón Arepa” (1984), monólogo de carnaval (monólogo, pero representado con catorce actores y actrices), obra sobre la que hay un reciente y extenso estudio de Raj Chetty, investigador y académico norteamericano, que forma parte de su tesis para optar por el título de Doctor en Filosofía en la Universidad de Washington,  titulada: “Race Fundamentalism: Caribbean Theater and the Challenge to Black Diaspora”, sustentada en 2013.  (2)

     El día que Frank Disla entró con Luis Días y José Duluc al estudio de grabación de Radio Mil, para salir doce horas después con la canción tema de Ramón Arepa, todavía lo recuerdo como me lo contaron los allí presentes. Grabaron el tema Ramón Arepa “La vida, la careta”, con letras de Frank y música de Luis Días y la participación de José DULUC.  Luis estuvo dedicado a la creación, concentrado y metódico durante las doce horas de labor creativa e interpretativa; al final estaba eufórico. Minutos después, Luis iba viajando en el asiento trasero del Zástava que manejaba Frank. Expresó allí tres asuntos inolvidables para los que lo oyeron, Uno: Que fue aquella la mejor grabación de su vida; Dos: lo fértil que sería su creatividad si tuviera un estudio de grabación durante tantas horas a su disposición y cuando él quisiera: y Tres: afirmó que eran ciertas las propiedades salutíferas de la mariguana fumada con moderación.

     El estreno de Ramón Arepa en la Sala Ravelo del Teatro Nacional no podía comenzar sin la presencia de Luis Días, y ya pasaban diez minutos, y los técnicos y marinos del Teatro Nacional, exigían que se empezara la obra; pero Frank dijo: “No, hay que esperar a Luis”, y en ese mismo instante como convocado por las palabras de Frank entró Luis Días de la mano de su compañera, la Americana, y entonces pudo debutar Ramón Arepa.

Reynaldo Disla interpretando a Ramón Arepa. En el montaje de 1985
Ramón Arepa fue caracterizado por Danilo Solís.

     Ramón Arepa, como señalé una vez, marcó un camino certero para el teatro dominicano. El impacto entre teatristas fue evidente. Vale señalar sólo la cita de un artículo de Luis Peralta-Bonilla aparecido en el Suplemento de Arte y Cultura del periódico Rhode Island LATINO PRESTIGE, el 26 de febrero de 1998, página 7, que ejemplifica, tantos años después, lo perdurable de este impacto:

   En “Compadre Mon”, el poeta Manuel del Cabral hizo que conociéramos de manera definitiva al macho dominicano de la zona rural, aferrado a la pistola y las galleras, envalentonado y mujeriego. Pero es “Ramón Arepa” la expresión más profusa de la dominicanidad. Su vida es un trazado de fidelidad asombrosa, cuya lectura impregna desgarradoramente los escollos y limitaciones de la sociedad dominicana. Todos los tópicos que resumen la interminable lucha por la sobrevivencia, fueron compactados en este monólogo con inmejorable poder de síntesis...  

Durante la puesta en circulación de
Ascenso y caída de Andresito Reyna.
XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014.
     La dramaturgia de Frank Disla estuvo caracterizada en sus inicios por la presencia de personajes populares dominicanos: ex izquierdistas desarrapados, bailadores de son, un arepero y organizador de comparsas de carnaval… Un teatro que a principios de los años ochenta marcó un antes y un después en la representación de personajes populares con piezas como “Este sol para estos tres”, “Ramón Arepa”, “Último son” y “Aquí no se siente la lluvia”.  
En la primera foto, de izquierda a derecha, Jaime Casimiro y
Miguel Ángel Carrión.En la segunda, Rafael Robles y
Jaime Casimiro en Este sol para estos tres, de Frank Disla.
     Respecto al teatro de Frank Disla y enfocando tres piezas iniciales, hay un ensayo de la prestigiosa académica e investigadora norteamericana Camilla Stevens, Catedrática Asociada de Rutgers,  Universidad Estatal de Nueva Jersey y Especialista en Teatro Antillano, titulado “La dominicanidad transnacional del teatro de Frank Disla”, allí casi al principio de su ensayo hace la siguiente panorámica de nuestro dramaturgo:

Disla es un teatrista transnacional porque, a pesar de que él haya residido en los Estados Unidos desde 1987, continúa escribiendo en español y sus temas y sus ansias atañen a lo dominicano.  Con regularidad su trabajo ha sido validado en su país de origen: cuatro de sus obras han sido recopiladas en la serie de Casa de Teatro por haber ganado premios en su competencia anual (Último son, Chicken Cordon Blue, El barbero de Saint Ann Street y El velorio de Juan Díaz), y dos veces ha ganado el premio nacional de teatro Cristóbal de Llerena, primero en 1992 por Desarraigados y más recientemente, en 2005, por Un búfalo de El Paso, Texas.  Al mismo tiempo, algunas de sus obras han recibido lecturas dramatizadas y montajes en teatros de los Estados Unidos y sus textos se leen en aulas universitarias norteamericanas.  En la República Dominicana fue profesor de dramaturgia en la Escuela Nacional de Arte Escénico, y en los Estados Unidos ha impartido talleres sobre dramaturgia a través del Centro Ollantay, un espacio importante para la actividad de teatro latino en la ciudad de Nueva York, además de ejercer como maestro de drama en Nueva Jersey.  Su vida personal y profesional, en efecto, se ha realizado a través de las fronteras nacionales.  No es de extrañar, pues, que muchas de sus obras exploran la experiencia de la migración.  

    Y señala Camila Stevens, a manera de conclusión, sobre las características transnacionales de la obra de Frank Disla:

En la era de la globalización es preciso prestar atención a la obra de teatristas transnacionales como Frank Disla, porque su compromiso con la diferencia y la exclusión, y su desafío a las nociones hegemónicas de la ciudadanía, alientan nuevas ideas sobre cómo artistas del siglo XXI intervienen en políticas culturales que trascienden las fronteras nacionales. (3)  


Portada del programa de mano
 de Chicken Cordon Blue
de Frank Disla. 
     Efectivamente, digo yo, al emigrar a los Estados Unidos, Frank Disla primero vivió en Boston, luego en Nueva Jersey (nunca en Nueva York, como ha señalado algún historiador teatral).  Sus obras empiezan a poblarse de personajes de múltiples nacionalidades. Vale estampar aquí, otra cita, aparecida en un programa de la producción de Chicken Condon Blue, en parte tomada del comentario de contraportada del libro DESARRAIGADOS, Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena 1992-1993,  que dice así: 

   En los últimos 14 años (ya son 27) la obra de Frank Disla se ha poblado de personajes emigrantes, exiliados económicos y exiliados políticos; puertorriqueños, chilenos, mexicanos, dominicanos; caracteres que testimonian, a través de una teatralidad descarnada e incisiva, el choque espiritual y material que impacta a hombres y mujeres que ya no tienen ningún lugar al que puedan llamar suyo. Son personajes vivos, reales, con rasgos de la crueldad y el naturalismo, delineados de la manera brillante con la que Frank Disla aborda los personajes que viven en algún punto extremo de sus existencias, esos personajes que han perdido todos los horizontes y que él conoce tan bien, pues los entrevista, conoce sus vidas, convive con ellos y hasta han llegado, esos personajes, ha representar sus propias vidas en las tablas. En Chicken Cordon Blue, encontramos cuatro nuevos ejemplares de la emigración, esta vez tratados con un humor que transita por la superficie de lo cotidiano, pero cuyo fondo es esencialmente dramático, rozando lo trágico, a pesar de la apariencia risueña con que el latinoamericano, tantas veces, enfrenta la dura vida. 

Durante la puesta en circulación de
Ascenso y caída de Andresito Reyna.
XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014. 
    Esta dramaturgia tiene un punto culminante en Un búfalo de El Paso, Texas, Premio Nacional Cristóbal de Llerena 2005.  Como se señala en la contraportada de la edición de Un búfalo…, precisiones que amplían el criterio del exigente jurado que la premió:

Un búfalo de El Paso, Texas, expone de manera magistral una estructura dramática lúdica que destruye y construye nuevas formas de narrar un drama.  Dos mundos, dos personajes múltiples que reproducen sus vidas desde los recuerdos más íntimos. Una técnica novedosa que convierte los recursos externos del distanciamiento y el actor comodín en una pesquisa interior, psicológica y profunda. Un universo de situaciones paralelas y convergentes donde todo es posible, incluso enredar y mezclar tiempos, situaciones, sueños y realidad. Una culminación brillante de la dramaturgia de Frank Disla, que desde finales de los años ochenta explora la vida de emigrantes y desarraigados de diversas nacionalidades. Una pieza de esas que aparecen en el mundo cada diez años.  

Puesta en circulación de Ascenso y caída de Andresito Reyna.
XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014.
      Alguna vez surgió el teatro de la cuarta fase, como una teoría nada más.  En este teatro el espectador vería, al mismo tiempo, al actor y a su personaje que a su vez representa a otro personaje y además a una entidad crítica que reflexionaba sobre la interpretación que transcurría en ese instante. Un asunto un poco más complejo que escenificar “Marat-Sade” de Peter Weiss. Porque en el teatro de la cuarta fase el actor debía superar la santísima trinidad y ser simultáneamente cuatro entidades. Veinticinco años después de esta aspiración teórica Un búfalo de El Paso, Texas demostró, sin el autor proponérselo, la factibilidad de la cuarta fase y hasta de la quinta y la sexta fases en un espectáculo dramático.

     Finalmente arribamos a Ascenso y caída de Andresito Reyna, Premio Letras de Ultramar 2013.  Así como una parte de El búfalo… sigue el hilo argumental de la canción Elena de Juan Luis Guerra (Álbum Mudanza y Acarreo, 1985), aquí se utiliza este recurso durante toda la pieza siguiendo los trazos de la historia del Andresito Reyna de la canción de Luis Días. Esta es la historia de los personajes principales de la canción, y otros presentidos en el relato de Días o en las memorias infantiles de Frank Disla. Los versos de la canción van cayendo en las transiciones críticas de la biografía de los personajes.   



Durante la puesta en circulación de Ascenso y caída de Andresito Reyna.
XVII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2014.
 Entre los asistentes: Elizabeth Ovalle, Jimmy Sierra y Amable López Meléndez. 
     Esta pieza, Ascenso y caída de Andresito Reyna, supera las nociones tradicionales contenidas en las palabras folklore y vernáculo.  Su técnica y estructura rompe toda linealidad temporal y espacial, fluyendo en la cronología caprichosa de las evocaciones. Los caracteres son delineados por las metáforas de las memorias de infancia, por floridos o violentos paisajes —auras bucólicas de Yoryi Morel mezcladas con trazos contemporáneos más allá de Andy Warhol—, entre otras características innovadores. Ascenso y caída de Andresito Reyna es la superación de lo pintoresco, lo típico, lo folklórico o lo vernáculo; es la victoria evidente sobre las tradicionales representaciones del campesino dominicano, para llevarlo a un plano contemporáneo, desde una nueva visión que utiliza recursos de la misma tradición y la transciende: con rupturas estructurales, temporales y la síntesis de múltiples caracteres globales recreados desde sus respectivas hablas u oralidades.     


Jimmy Sierra y Frank Disla.
     La falta de investigadores y estudiosos de la literatura dominicana, que la valoren y la difundan, permite que se ignore la obra de autores importantes. Al hablar de Frank Disla con algún colega, sucede con frecuencia, que desconocen cuáles son éstos o aquellos logros que especialistas exigentes han reconocido en la obra de Frank Disla. Como resumen diré, para quien desee captarlo, aunque quizá no pueda asimilarlo: Que la obra de Frank Disla ha transitado los mismos escalones de los grandes autores dramáticos latinoamericanos. ¿Esto lo puede PALPAR un ciego? Esto puede VERSE al obtener el Primer Premio del Concurso Dominicano de Teatro (Casa de Teatro) por su obra El barbero de Saint Ann Street; al Chicken Cordon Blue ser publicada en la revista Conjunto, de Casa de las Américas; al ser escogido Frank Disla en 2001 para integrar el jurado del Premio Casa de las Américas, al ser seleccionado como maestro dramaturgo, en tres ocasiones, para impartir el Taller Intensivo de Dramaturgia del Centro para las Artes Ollantay en Nueva York, al obtener en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Cristóbal de Llerena cuando fue constituido por jurados exigentes; al figurar entre los 10 dramaturgos de la actualidad latinoamericana invitados al Congreso-Festival Latin American Theater Today, de la Universidad de Conneticut, en 2004. Y ahora con el Premio Letras de Ultramar, 2013.  Hay que dejarse de vainas, y reconocer lo que expresó una vez el profesor, actor y director Arturo López: “¡Lo siento por los demás, pero Frank Disla es el mejor dramaturgo dominicano de todos los tiempos!”. O como dijo Luis Días, después de ver Este sol para estos tres de Frank Disla, (El Terror asistió a varias representaciones en Casa de Teatro), exclamó Luis —y lo oyó Jaime Casimiro, uno de los actores—: “¡Esto, sí es teatro!”.  Muchas gracias.

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(1) En el libro aparece el veredicto del IX Premio Letras de Ultramar, suscrito por los jurados de la categoría teatro del Premio Letras de Ultramar, que organiza el Ministerio de Cultura de República Dominicana a través del Comisionado Dominicano de Cultura en New York, e integrado por  Julissa Rivera, Leonardo Grassals y Dionis Rufino quienes determinaron:  “Declarar la obra ganadora del premio único del premio Letras de Ultramar 2014 a /  Ascenso y caída de Andresito Reyna / Por constituir una pieza de reconstrucción de la identidad dominicana entre lo vernáculo y la diáspora. / Por su valiosa contribución a la recuperación de la oralidad y el folklore y al rescate de la memoria de nuestro pueblo. / Por la intencionalidad del discurso y su riqueza en elementos simbólicos y mitológicos de gran teatralidad. / Por su aporte en la búsqueda del héroe escénico y al desarrollo de una dramaturgia nacional”.  

(2) Actualmente esta tesis está disponible en la biblioteca digital de la institución señalada: University of Washington Libraries, en el siguiente enlace: 

(3) Cita tomada del prólogo al libro (inédito) Arraigados (trilogía), de Frank Disla.  


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Frank Disla.



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